No es mera casualidad el hecho de que este primer poemario de Bruno Javier se encuentre estructurado de forma tripartita. ¿Acaso no es en la unidad trinitaria donde el deseo, el amor y a lujuria convergen en un vértice común capaz de revelar lo que merodea bajo nuestra piel, que son precisamente tales emociones, y no otras, las que realmente gobiernan y animan a nuestros cuerpos más allá de sus terrenales articulaciones anatómicas?
No es mera casualidad el hecho de que este primer poemario de Bruno Javier se encuentre estructurado de forma tripartita. ¿Acaso no es en la unidad trinitaria donde el deseo, el amor y a lujuria convergen en un vértice común capaz de revelar lo que merodea bajo nuestra piel, que son precisamente tales emociones, y no otras, las que realmente gobiernan y animan a nuestros cuerpos más allá de sus terrenales articulaciones anatómicas?