Construimos el ritual de la comida casi sin esfuerzo ni consciencia, como todas las cosas que importan en la vida. Damos por hecho las presencias, la vajilla y las sillas repletas. Amor y pan comienza un poco antes de que una ausencia se materialice, justo cuando el silencio incómodo cae por encima de los manteles blancos y lo mancha todo y, como si fuese gasolina, te hace poder oler el incendio, poder ver el fuego antes de que ocurra.
Construimos el ritual de la comida casi sin esfuerzo ni consciencia, como todas las cosas que importan en la vida. Damos por hecho las presencias, la vajilla y las sillas repletas. Amor y pan comienza un poco antes de que una ausencia se materialice, justo cuando el silencio incómodo cae por encima de los manteles blancos y lo mancha todo y, como si fuese gasolina, te hace poder oler el incendio, poder ver el fuego antes de que ocurra.