Estas flores delicadas que somos tienden a volver a la tierra. Las palabras van abriendo una posibilidad de internarse en la experiencia de verdecer, cubrir el orden doméstico con el salvaje estado natural: regar el jardín, cubrir las paredes de vegetal desorden. La casa se va volviendo botánica y uno no sabe si pisa la alfombra o una capa vegetal. Todo sucede en el jardín que es una misma, afuera en la tierra hasta pensar en disolver sus huesos con la materia orgánica.
Estas flores delicadas que somos tienden a volver a la tierra. Las palabras van abriendo una posibilidad de internarse en la experiencia de verdecer, cubrir el orden doméstico con el salvaje estado natural: regar el jardín, cubrir las paredes de vegetal desorden. La casa se va volviendo botánica y uno no sabe si pisa la alfombra o una capa vegetal. Todo sucede en el jardín que es una misma, afuera en la tierra hasta pensar en disolver sus huesos con la materia orgánica.