Dicen que el Erador, quien contaba la historia del Mundo, murió por culpa de tres traidores. El primer traidor se llevó sus huesos, que a todo se amoldaban. El segundo se llevó sus ojos, que todo lo veían. El tercero se llevó su lengua, que todo lo podía nombrar. Pero hay quien murmura que hubo un cuarto traidor, el ladrón, el que hizo lo peor de todo. Siglos después, la alfarera y su hijo Lorrian se encuentran atrapados en un día que siempre vuelve a empezar. Solo ellos parecen ser conscientes de este bucle temporal, pues pertenecen a la estirpe de los cércenos de huesos, que ha conservado su poder oculto durante siglos. Solo ellos pueden averiguar qué está ocurriendo, pero nadie debe darse cuenta pues, de lo contrario, una muerte segura entre las llamas les espera.
Dicen que el Erador, quien contaba la historia del Mundo, murió por culpa de tres traidores. El primer traidor se llevó sus huesos, que a todo se amoldaban. El segundo se llevó sus ojos, que todo lo veían. El tercero se llevó su lengua, que todo lo podía nombrar. Pero hay quien murmura que hubo un cuarto traidor, el ladrón, el que hizo lo peor de todo. Siglos después, la alfarera y su hijo Lorrian se encuentran atrapados en un día que siempre vuelve a empezar. Solo ellos parecen ser conscientes de este bucle temporal, pues pertenecen a la estirpe de los cércenos de huesos, que ha conservado su poder oculto durante siglos. Solo ellos pueden averiguar qué está ocurriendo, pero nadie debe darse cuenta pues, de lo contrario, una muerte segura entre las llamas les espera.