Londres, 1845. Tras verse inmersa en un escándalo del pasado, lady Alisa Chadburn se prometió no volver a fiarse de los hombres. En concreto, de uno que representa todo lo que detesta en lord Ezra MacLeod.Sin embargo, la joven Heather MacLeod no tiene la culpa de tener a un canalla como hermano y es evidente que necesita la ayuda de Alisa para no cometer sus mismos errores. Ezra no está dispuesto a cambiar ni un ápice su acomodada forma de vida. La llegada a Londres de su hermana pequeña, tímida e inexperta, es una distracción, nada más. No le supondrá un trabajo, porque no va a reprimirla como lo hacía su familia en el norte. Heather necesita volar y tropezarse, por mucho que cierta aristócrata estirada piense lo contrario.
Comienza una nueva temporada social en la capital y los ingredientes para un nuevo escándalo están listos. Solo se necesitan dos enemigos, un malentendido… y la oscura noche de un baile.
“Hacía años se había jurado a sí misma no confiar en los hombres, y si tuviera que hacer una lista actualizada de los peores, sin duda Ezra MacLeod la encabezaría.”
Londres, 1845. Tras verse inmersa en un escándalo del pasado, lady Alisa Chadburn se prometió no volver a fiarse de los hombres. En concreto, de uno que representa todo lo que detesta en lord Ezra MacLeod.Sin embargo, la joven Heather MacLeod no tiene la culpa de tener a un canalla como hermano y es evidente que necesita la ayuda de Alisa para no cometer sus mismos errores. Ezra no está dispuesto a cambiar ni un ápice su acomodada forma de vida. La llegada a Londres de su hermana pequeña, tímida e inexperta, es una distracción, nada más. No le supondrá un trabajo, porque no va a reprimirla como lo hacía su familia en el norte. Heather necesita volar y tropezarse, por mucho que cierta aristócrata estirada piense lo contrario.
Comienza una nueva temporada social en la capital y los ingredientes para un nuevo escándalo están listos. Solo se necesitan dos enemigos, un malentendido… y la oscura noche de un baile.
“Hacía años se había jurado a sí misma no confiar en los hombres, y si tuviera que hacer una lista actualizada de los peores, sin duda Ezra MacLeod la encabezaría.”