"Fiel a la tradición familiar, mi mamá me puso Sídney", explicó dicha nieta, con la mirada fija en la taza de café del hospital. "A ella le hacía gracia llamarse Australia. Yo, la verdad, no sé qué voy a hacer si tengo hijos. Buscaré nombres de barrios, supongo".
Pangea nos muestra cómo la última fractura de una familia puede, también, unirla.
"Fiel a la tradición familiar, mi mamá me puso Sídney", explicó dicha nieta, con la mirada fija en la taza de café del hospital. "A ella le hacía gracia llamarse Australia. Yo, la verdad, no sé qué voy a hacer si tengo hijos. Buscaré nombres de barrios, supongo".
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