Andalucía, finales del Siglo XIX. En la tranquila villa de Santa Felicitas, todos conocen la historia de cómo los marqueses perdieron uno tras otro a sus siete hijos. Algunos murmuran que el diablo ronda el hogar de los señores, y que todo aquel que planta los pies en su palacio acaba tan maldito como ellos. Lo que en Santa Felicitas no saben es cuánta verdad hay en lo que cuentan.
Andalucía, finales del Siglo XIX. En la tranquila villa de Santa Felicitas, todos conocen la historia de cómo los marqueses perdieron uno tras otro a sus siete hijos. Algunos murmuran que el diablo ronda el hogar de los señores, y que todo aquel que planta los pies en su palacio acaba tan maldito como ellos. Lo que en Santa Felicitas no saben es cuánta verdad hay en lo que cuentan.