Qué tendrá la mar que alberga todo un mundo de imposibles. Que cura o hiere, que rasga o cose, que alivia o provoca la herida más difícil de sanar. Ah, qué tendrá la mar. De eso tratan estos Cuentos de la mar: del daño y la catarsis, de la sangre que a veces mana para dentro, de una voz, la de Ella, la voz en femenino que durante siglos fue segada y que ahora llega para gritar: nosotras también somos monstruos, no solo sirenas. Nosotras entendemos de morir y matar. De los pecados que tiene el amanecer. De perder. Y de no ganar. De eso va este Cuentos de la mar. De azules casi negros. De placentas corrompidas. De bien difuso y claro mal. Porque no, no tiene género ambiguo. El mar siempre fue LA MAR.
Qué tendrá la mar que alberga todo un mundo de imposibles. Que cura o hiere, que rasga o cose, que alivia o provoca la herida más difícil de sanar. Ah, qué tendrá la mar. De eso tratan estos Cuentos de la mar: del daño y la catarsis, de la sangre que a veces mana para dentro, de una voz, la de Ella, la voz en femenino que durante siglos fue segada y que ahora llega para gritar: nosotras también somos monstruos, no solo sirenas. Nosotras entendemos de morir y matar. De los pecados que tiene el amanecer. De perder. Y de no ganar. De eso va este Cuentos de la mar. De azules casi negros. De placentas corrompidas. De bien difuso y claro mal. Porque no, no tiene género ambiguo. El mar siempre fue LA MAR.